Despide el árbol,
con ligeros besos, a sus hojas,
y vive, sereno, el invierno
mientras el tiempo
nutre la raíz.
Espíritu del bosque,
muéstrame la senda
de la vida redonda.
Oh roble que entregas,
con placer, tus frutos a la tierra,
acompaña, con tu crujir,
mis gemidos,
hasta que el lamento
se convierta en primavera.