Uno de los puntos que plantea Juan Carlos Moreno Cabrera en “El
nacionalismo lingüístico” (lo menciono siempre porque me parece un libro imprescindible)
es que los defensores de tal ideología (el nacionalismo lingüístico español)
tienen la costumbre de acusar a los demás de aquello que ellos mismos hacen, en
este caso, de discriminación.
Veamos, el español tiene
más de quinientos millones de hablantes y, en cambio, el vasco no llega al millón; el gallego sí que lo hace, e incluso lo dobla (unos
dos millones y medio), pero en la Península se hablan otras lenguas que no tienen el mismo reconocimiento oficial.
Sin embargo, estos días se ha repetido otro episodio de
intolerancia lingüística debido a esa costumbre de los políticos de usar “el
idioma como un arma arrojadiza”, según palabras de Feijóo, uno de los
protagonistas de la polémica, quien a pesar de la normativa que aparece en la resolución
de la Consellería de Educación, que protege el gallego, no acaba de hacer una defensa
fuerte de la lengua, tal vez para congraciarse con el sector político que domina
el panorama lingüístico:
Es precisamente la actitud de superioridad frente a las
lenguas minoritarias lo que muestra la ideología que critica cualquier
profesional de la lengua que respeta el conocimiento, algo que, por desgracia, no
hacen todos, pues algunos filólogos han tergiversado de manera astuta puntos
concretos de la Lingüística, tal como pone de manifiesto Moreno Cabrera en el citado
libro.
¿Debe haber lenguas obligatorias y lenguas “de mérito” u
optativas (como propone Vox en su programa electoral, que he analizado en mi
último vídeo)? Puede haberlas en territorios monolingües de español (centro y
sur de España), pero no en lugares donde la lengua original es otra. Además,
¿qué problema tienen los nacionalistas españoles, si el aprendizaje de lenguas aporta
tanto a nivel cognitivo? El problema no lo tienen con aprender lenguas de
prestigio, sino tan solo con aquellas que son un obstáculo para la
centralización del poder (¿recordáis lo que comentaba en el vídeo sobre la
Revolución Francesa y la imposición del francés como lengua nacional?).
Es por una cuestión puramente económica que se intenta hacer
ver la “lengua nacional” como superior y las minoritarias (si su número de
hablantes se ha reducido ha sido por imperialismo lingüístico) como algo
accesorio, y las consecuencias de que se extienda tal pensamiento sin que nadie
lo cuestione solo pueden llevar a que tales lenguas vayan perdiendo vitalidad.
Por ello, es muy importante que todos nosotros nos demos
cuenta de que muchos políticos llevan a cabo medidas lingüísticas sin tener unas
nociones básicas ni contar con el consejo de expertos. Y para defendernos de su
ideología acientífica, debemos leer, conocer a fondo el tema y hablar con
personas que trabajan con las lenguas en su día a día.