28/3/20

Corazón de niña

No quiero elegir entre tú y mi alma. No quiero dejar mis sueños de niña, que vi materializados en un bosque de robles y luciérnagas. Cómo puedo renunciar al dulce arroyo que compartía conmigo su canción. 

Pero me dolería tanto ahora soltar tu mano... Si el rubí que me mantiene viva no cree ya en el viejo tiempo lineal y convierte cada semilla, cada sombra, cada sonrisa pequeña en un portal dimensional que todo lo transforma o lo preserva a su elección.

Lo quiero todo. O mejor morir, si no existen mis sueños. Si soy solo eso que dicen. Si solo respiro, como, duermo, amo unos cuantos años; si ser adulto es fingir estar vivo -asfalto y billetes, quimeras y alcohol-; si es así, prefiero morir siendo niña; prefiero vivir soñando. Agarrada de tu mano y al lado del duende que me vuelve loca, caminando siempre tras las hadas que ríen en el bosque de mis sueños.

Y si no me quieres niña, si no me quieres navegando en un barco de papel al que empujan los cuentos del viento... si prefieres soltar mi mano, seguiré viviendo, un poco más triste, pero viviré.

Lo único que quiero que crezca son mis sueños y mi corazón. Maduro cuando aprendo a pintar de colores las emociones que ensucian el mundo, cuando comprendo mis errores, me levanto del suelo y empiezo a hacerlo mejor.

No entiendo otras formas de madurar o de crecer. Todo lo que mata mi corazón de niña lo soplo tan fuerte que acaba siendo partículas de sol que adornan el horizonte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario