28/1/13

Despedida

Mi muy querido compañero:
¿Desde cuándo estás conmigo? ¿Recuerdas cuando, en mi fría y húmeda habitación, me arropabas por las noches? ¿Cuando me sonreías desde los retratos?
Te llevé de la mano al parque, a la escuela, al instituto después, a los bailes, los paseos, viajes... Jamás te solté.
Cuando estaba con otras personas, tú me agarrabas bien fuerte, haciéndome titubear. Estabas conmigo incluso en los besos y arrebatos de pasión, sujetando mis riendas. Una vez que jamás olvidaré, tuve la ocasión de cambiar mi vida del todo, convirtiendo mi cárcel en un amplio jardín, pero con la condición de ir completamente sola, sin ti. Y tú te me pegabas tan fuerte, con tu incansable llanto, que no pude hacerlo, y continué en mi cárcel.
Pero ha llegado la hora, querido compañero, de que nos separemos. No llores esta vez, has de aceptarlo. Agradezco enormemente todo lo que me enseñaste, lecciones que jamás olvidaré, pero ahora es necesario que te vayas y que me vaya yo, sola por primera vez. No te preocupes por mí. Gracias a tus lecciones, sé apañármelas y, aunque me encuentre con retos, los superaré.
Ahora afloja poco a poco tus brazos de mi corazón, así, sepáralos. Te regalo esta poción para que te de fuerzas e ilusión por correr ya sin mí. Sé que temes la soledad, pero ¿sabes? La soledad es hermosa cuando te haces su amigo, te cuenta historias, te muestra maravillosos paisajes vírgenes y enciende tu corazón cuando sonríe.
Ahora que me has soltado, deja que sea yo quien te abrace dulcemente. Llora si lo necesitas. Llorar es bueno, igual que la lluvia es vida para los bosques. Y cuando ya estés listo, da el primer paso y echa a correr con todas tus fuerzas.
Y entonces sí, cuando ya estés lejos, mi corazón se abrirá como una flor de loto, y desplegaré mis alas y por fin, podré volar.

(CARTA AL MIEDO)

No hay comentarios:

Publicar un comentario