Hay días en los que la danza de letras que calienta mi corazón y recorre mis células, es opacada por una densa niebla que me impide ordenarla y transformarla en verso, y se queda allí, en su océano, como un rayo de Sol que se asoma sólo unos pasos al espacio porque un muro le impide continuar, sin poder acariciar a la hermosa dama del vestido azul y verde. ¿Dónde se quedarán esos versos? ¿Qué será de las historias?
Así pues, ya que la niebla me impide expresarme con mis propias palabras, utilizaré esta canción.
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