11/7/19

La estandarización de una lengua


Uno de los mitos más extendidos sobre la lengua es la identificación de lo que cada uno hablamos con el español estándar, que es otra variedad más del español y que sirve como modelo de buen uso de la lengua para la comunicación formal, predominantemente escrito y creado de manera artificial.

¿PARA QUÉ SIRVE ESTANDARIZAR UNA LENGUA?

Todas las lenguas son heterogéneas y tienden a la fragmentación. La función principal de la estandarización es evitar esta fragmentación y favorecer la comprensión mutua. Al mismo tiempo, se fomenta la conciencia de hablar una misma lengua, como sucede con el Pǔtōnghuà (chino estándar), a pesar de que entre las lenguas de China hay problemas de inteligibilidad mutua y las diferencias son como las que existen entre el inglés y el neerlandés. 

Otro objetivo de la estandarización es proporcionar un instrumento para la comunicación formal.

ETAPAS DE FORMACIÓN DEL ESTÁNDAR (Haugen, 1966)

1. Selección de una variedad: normalmente la variedad que se elige como base del estándar es la que está asociada al centro de poder político o económico (la variedad de la Corte o de la capital), debido a su prestigio. También puede elegirse la variedad con mayor número de hablantes o mayor extensión geográfica. En otras ocasiones, se opta por una variedad sincrética compuesta por rasgos de algunas variedades “con lo cual el estándar no se identifica únicamente con un dialecto" (Edita Gutiérrez Rodríguez, 2009). Este es el caso del euskera batua. 

El inconveniente de este primer paso es que siempre hay variedades que resultan desprestigiadas. Es lo que ha pasado durante muchos años con la variedad andaluza, cuyos hablantes ocultaban su acento en determinadas situaciones, como en los medios de comunicación.

2. Codificación: el siguiente paso consiste en darle forma a la lengua estándar mediante la elección de normas ortográficas y la creación de una Gramática normativa y de un diccionario. Esto requiere elegir entre varios usos: por ejemplo, en español, entre la pronunciación /s/ y /ɵ/ de “zapato” o “cerilla”, se elige /ɵ/, que es minoritaria entre todo el conjunto de hispanohablantes. Asimismo, se elige una “u” con diéresis para el sonido /gwi/ “pingüino” y la grafía “gu” en palabras como “guitarra”, en las que la “u” no se pronuncia.
Como tal vez sepáis, en el DLE no aparecen todas las palabras que usan los hispanohablantes, lo que quiere decir que, contrariamente a lo que se piensa, el hecho de que una palabra no esté recogida en el diccionario no significa que no exista. Tal como apuntaban algunos de mis profesores, si algo se dice, ya existe. Otro asunto es que no forme parte de la variedad estándar del español.
El primer diccionario académico del español es el Diccionario de Autoridades (1726-1739) y la primera gramática académica es la Gramática de la Lengua Castellana de 1771.

3. Implementación: una vez codificada la variedad estándar, es necesario aplicar unas medidas para que se utilice en la enseñanza, los medios de comunicación, la política, la administración...

4. Elaboración: la variedad estándar codificada en el paso 2 no es inmutable, sino que las reglas pueden ir cambiando a lo largo del tiempo. La última gramática académica del español fue elaborada en 2009 e introdujo algunas novedades, como la eliminación de la tilde en palabras como “guion”, que se considera monosílaba.


ESCANDELL VIDAL, M. Victoria (Coord.) (2009), El lenguaje humano. Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces.


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