Estaba demasiado ocupada remendando cicatrices como para enseñarte mis medias de cristal, de manera que no descubriste el hada que esperaba aburrida dentro de mí. Y ahora que anhelo tanto asombrarte, ya es demasiado tarde.
Se han esfumado las medias de cristal, se ha perdido el color de mis mejillas y mis ojos, que antes te embrujaban, viven ahora enmarcados en una pared de granito. Mis cabellos aún no son blancos, pero no hay nada suave en ellos; por aquí siempre hay niebla.
Mi hada ya no está aburrida, sino que ha comenzado a desvanecerse y clama porque tus labios besen a este sapo que la envuelve y rompas así el hechizo.
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