7/12/20

Pensé...

No ha cambiado nada. Siguen conviviendo en mí cantos de ruiseñor y las ogrientas voces que arrancan alas de mariposa. Solo hay más frío, más gruta asfixiante rasgando mis cuerdas vocales. Solo hay películas a medias que se amontonan en un destartalado garaje. Destartalado como mi cabeza.

Mi cabeza, que cree que puede desactivar el generador de huracanes, transformarlos en un dulce soplo. Mientras tanto, sigo con la alquimia que nunca acaba. Y cada día hay más plomo.

No vuelve mi risa.

Pensé... 

Quizás ese fue el error.

O lo fue creer en luciérnagas cuando en este planeta nos come nuestra propia mierda.

Pensé. Soñé que rescatabas la rosa. Soñé y aun estaba dentro del laberinto, con los brazos encadenados desde adentro, desde la voz ogrienta, desde la voz plomiza, desde las memorias que no entiendo, que no sé liberar.

Pensé que esta vez. 

Pensé que esta vez sí, que esta vez tú.

La mierda come el planeta. Come mi pecho mezquino.

¿Me engaño con mis fantasías protuberantes llenas de color? ¿Me engaño con las psicodélicas despedidas de sol?

Si nos come la mierda...

Si en mi sangre... quizás... ya solo queda mierda. Y en mi mente engañada quedas tú.

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