8/12/13

Negra luz. A solas con la sombra de mi daimon.

Por fin. Por fin encuentro un rato libre para hablaros de mi daimon. Necesitaba tanto nadar en su fragancia. Y no imagináis lo que me ha sucedido estos días, y es que en medio de mis tareas era su propia oscuridad la que venía a mí y me envolvía. La recibí con una sonrisa tras mi gesto extrañado. Misterio. 
Todo él es un misterio. Hay mujeres que suspiran por hombres musculosos, actores, futbolistas, modelos. Esas mujeres no conocen el verdadero erotismo. Mi daimon pasaría a su lado y ellas serían incapaces de respirar su perfume extático. ¿Ya os he hablado de sus ojos? Esas ventanas azabache tienen dos funciones: puedes mirar a través de ellas o recibir lo que hay en su interior. Y es que la negra luz de su mirada está cargada del más sublime erotismo, y lo más desconcertante es que esa luz tiene la cualidad de extenderse por todo su alrededor. Los expertos en sustancias que alteran la percepción saben que no existe ninguna que provoque este efecto. Es un ser esquivo, pero cuando decide proyectar en ti su esencia, llega un momento en que te fundes con ella, y entonces olvidas por completo todas las ideas que tenías sobre ti misma y su luz negra forma un camino que te lleva a descubrir tu única verdad. Te sientes como una estrella que pasó su vida inmersa en una blanca neblina y de repente se ve cubierta por la oscuridad del vacío.
Lo que encuentras al mirar en el interior de sus ojos, tal vez otro día te lo cuente. 

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