20/12/13

Nubes de tormenta (que no me dejan escribir un título mejor)

Yo sé que hay cosas que se me han quedado incrustadas y me cuesta sacar. A veces consiguen emerger por entre las olas de mi sótano, y entonces me prometo que voy a buscar un espacio íntimo para permitir que ese sentimiento se exprese, pero en la calle obviamente no encuentro ese lugar, y cuando llego a casa, se eleva la fortificación que separa mi sótano del centro de operaciones de este extraño reino que es mi ser.
No sé lo que le sucede ahí dentro a ese sentimiento que clama por salir. Me da la impresión de que se convierte en nubes de tormenta que descargan su rabia en mis circuitos cerebrales, impidiéndome pensar con claridad, borrando mi memoria, no permitiéndome hacer aquello que es mi vida: cuántas historias inacabadas, papeles emborronados; lleno el contenedor virtual y el real, ese azul que está en la plaza y que veo desde mi cansada ventana. Al menos no ensucio el medio ambiente, aunque sí ensucie mi ambiente interior. Palabras que debieron convertirse, quizás no en obras maestras, pero sí en alimento para un pequeño público agradecido y empático. 

Sólo cuando se desactiva la protección, vuelve a salpicarme el sentimiento y una imagen acude a mí. Pero ahora la fortificación se eleva. Ya no puedo escribir más. Mis manos se vuelven de piedra, mi voz de hielo. Y poco a poco voy olvidando. Se acabó.

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