25/4/19

Desterrada


Estas interminables paredes del laberinto. Estas garras de humo que consumen los jirones de mis alas. Este alambre de espinos que presiona el pecho. 

El reloj, intrépido señor de la parálisis; el veneno se queda y los días huyen espantados.

Ya no importa descubrir el origen de tanta podredumbre. 

Estoy desterrada en las lindes de mi alma.

Porque cabalgué desiertos mares sin temor al fangoso abrazo. Porque no me importaron pozos ni acantilados. Siempre encarando el desgarro. Siempre siguiendo el sendero de amarga apariencia, buscando la perla que habita el invisible arroyo. 

Buscando la perla

me perdí.

Creyendo oír el arroyo

perdí el sendero.


Me perdí.


Y quiero beberme el brillo de los días.

Y sigo desterrada en las lindes de mi alma.

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