11/2/21

La extrema importancia de lo "inútil"

A menudo, escucho quejas acerca de lo mal que está el sistema educativo. Y no seré yo quien diga lo contrario, pues, al fin y al cabo se trata de un aparato adoctrinador más del Estado, que, en ningún momento se contrapone, aunque así lo quieran hacer parecer, a la enseñanza privada. El Estado sustenta al gran capital y la enseñanza privada es, asimismo, un instrumento del gran capital, por lo que no hay un enfrentamiento real.

El problema de esas quejas es que muchas de ellas se basan en un argumento que refuerza esos mismos intereses que buscan quienes están detrás de la enseñanza estatal y privada. Tanto adolescentes como adultos afirman con vehemencia que la mayor parte de lo que se aprende en la escuela no sirve para nada.

Pero precisamente para salir de esa visión utilitarista del mundo hacen falta los saberes más desprestigiados, los menos "prácticos": la filosofía, la música, el arte, la literatura... Las personas que plantean tales cuestionamientos simplistas son, a sabiendas o no, conformistas con el sistema que se nos ha impuesto y solo les preocupa que sus hijos, el día de mañana, ganen un sueldo decente y puedan desenvolverse en su vida cotidiana sin excesivas dificultades. Algunos de ellos proponen que a los chicos y chicas se les enseñe a efectuar trámites administrativos, a abrirse una cuenta en el banco, etc.

Recuerdo que, cuando estaba en el instituto, existía una asignatura optativa llamada "Transición a la vida adulta" en la que se ofrecía la formación que proponen esos padres y madres. Os dejo aquí un enlace que muestra la programación didáctica de la asignatura: http://www.materialestic.es/servicios-transicion_programacion.html

La lejanía temporal me impide conocer qué optativa escogí en lugar de esta, probablemente fue Cultura Clásica con un profesor de esos que no abundan, de esos que te embelesan contándote historias de dioses y héroes, o de cómo era la educación en Roma, de la tragedia y la comedia griega..., todo ello en un cuadernillo mecanografiado por él mismo.

No digo que aprender economía del hogar o cómo elaborar un currículum no sea importante, pero ¿por qué damos por sentado que es más necesario que conocer el pensamiento de Heráclito o de Séneca, o que saber qué diferencia hay desde el punto de vista musical entre Los Conciertos de Brandenburgo y el último éxito de Bad Bunny?

Respecto a este asunto del éxito, tanto en música como en arte y literatura, he oído en ocasiones afirmar con rotundidad que lo que les sucede a quienes alertan sobre el peligro de la hegemonía de ciertas tendencias en la industria musical, editorial, etc. es que tienen envidia de esos personajes que han alcanzado la cumbre. Esa es una de las razones por las que es necesario tener una educación completa y diversa, en la que las disciplinas humanísticas reciban la misma consideración que las matemáticas o la física. Es cierto que, desde el punto de vista del significado, son las matemáticas las que nos explican por qué dos más dos son cuatro; pero gracias al lenguaje y la filosofía sabemos que a los conceptos "dos" y "cuatro" corresponden unos significantes concretos cuyo origen es arbitrario y que difiere según la lengua: "cuatro", "lau" y "quatre" son distintos significantes que, sin embargo, se refieren al mismo concepto. Y, además, nuestra capacidad de observación nos lleva a darnos cuenta de que los significantes "cuatro" y "quatre" se parecen bastante, en cambio, "lau" es muy diferente. Y esto desemboca en la encrucijada en la que se basa todo el saber: ¿por qué?

El actual sistema trata de destruir justamente esta encrucijada, ofreciéndonos una vía única: la de la mera supervivencia física, que nos vende envuelta en purpurina. Podríamos hablar largo y tendido sobre la falacia del ascenso social, pero en esta ocasión os invito a reflexionar individualmente sobre ello.

Nos hemos equivocado, pues, en la perspectiva desde la que contemplamos el problema educativo de la era tecnológica. No es la supuesta inutilidad de determinados saberes, sino la forma de dárselos a conocer a los alumnos y alumnas, a través de la memorización rápida que anula el proceso de aprendizaje.

El fin de este debe ser la integración en el complejo mundo interior para la paulatina construcción del ser. El pensamiento crítico, la comprensión lectora, la sensibilidad artística y musical, el desarrollo de la sana curiosidad son los pilares fundamentales del individuo. Sin ellos, solo nos queda un sujeto cuyo objetivo principal en la vida es satisfacer sus necesidades fisiológicas.

Tras leer estas líneas, surge un nuevo porqué: ¿por qué al sistema le interesa que solo nos preocupemos por sobrevivir y consumir?

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