En la primera parte de este artículo hemos visto qué lleva a una persona a pagar por un
afecto. Ahora podríamos preguntarnos qué motivación tiene una persona que
ofrece su tiempo y su compañía a cambio de dinero, y acabo de contestar. No es
altruismo, no es entrega, no es hacer sentir bien a otros o incluso sentirse
bien consigo mismo (de esto he hablado en la reseña de La moral anarquista de Kropotkin). Es obtener dinero. Puede
tratarse de una salida rápida para cubrir las necesidades básicas (techo,
comida, abrigo, salud). En ese caso, estaría en la misma situación de
neoesclavitud que lleva al trabajador a venderse a la empresa (http://culturayanarquismo.blogspot.com/2014/03/la-alienacion-del-trabajo-asalariado.html).
Ahora bien, en el caso de los vientres de alquiler (me niego
a usar el eufemismo), sí que se habla de altruismo. Sin embargo, a la hora de
la verdad, escasean las mujeres dispuestas a entregar a su hijo de esta manera.
<<El hecho de que en Canadá se permita,
únicamente, la gestación subrogada con fines altruistas hace que el número de
candidatas a gestante sea muy escaso. Es una afirmación que hace Babygest, la
revista española especializada en la materia y referencia para aquellos que
quieren ser padres por esta vía. La consecuencia: miles de canadienses buscan
‘hijos’ en el extranjero>>.
Curiosamente, uno de los testimonios
que podemos encontrar en la red de una madre gestante que decidió tener
gemelos para una pareja con problemas para concebir, debidos a un cáncer de
útero, es la directora de una agencia dedicada a los vientres de alquiler, Surrogate Solutions. Esta persona utiliza
constantemente en la entrevista palabras que parecen salidas de un libro de
Paulo Coelho: don, Dios, bendición. Pero
aunque maquille su actividad con buenas palabras, cuando entramos en la página
web de la agencia, nos encontramos con que eso del altruismo es relativo, ya
que vemos que sí que se ofrece una compensación a las familias gestantes
apelando a que todos tenemos sueños, como por ejemplo (traducción aproximada;
podéis ver el texto original aquí: http://www.surrogacysolutionsinc.com/surrogates/)
empezar a ahorrar para los estudios de sus propios hijos, tener el dinero
inicial para una nueva casa o empezar un negocio.
No obstante, la banca
siempre gana, ya que <<las agencias intermediadoras copan actualmente
la mayoría del mercado de la subrogación y siempre cobran a su cliente por los
servicios prestados (el altruismo se reserva para la gestante)>>. (https://eldebatedehoy.es/familia/maternidad-subrogada/)
Los defensores de los vientres de alquiler se olvidan,
además, de un aspecto fundamental: la conexión
que existe entre una madre y su hijo incluso antes de nacer. Este vínculo
produce una serie de efectos determinantes, tanto en la madre como en el bebé.
Por ejemplo, se dan cambios en el cerebro de la madre, relacionados con las
hormonas que se liberan y desactivan:
<<El
análisis por neuroimagen de las emociones que la madre siente ante los
estímulos de ver fotografías o vídeos del hijo o escuchar su risa y su llanto
pone de manifiesto cómo es ese vínculo natural emocional y afectivo que se ha
generado en ella por el embarazo. La tecnología actual nos muestra lo que la
humanidad ha sabido siempre: que la madre es siempre partidaria de sus hijos y
que con el embarazo el cerebro de la mujer cambia, estructural y
funcionalmente,al responder a las consignas básicas que recibe del feto y se
configura el que se puede llamar cerebro
materno>>.
Asimismo, esta relación prenatal influye en el futuro del
niño:
<<Un reciente estudio de la revista
International Journal of Behavioral Development ha puesto de manifiesto que el
tipo de relación que el niño tiene con su madre durante el embarazo, y con su
familia durante el primer año de vida, condiciona las respuestas emocionales en
su niñez y adolescencia>>.
Recomiendo también este artículo de psicología de la
Universidad del País Vasco: Vínculo
materno-fetal: implicaciones en el desarrollo psicológico y propuesta de
intervención en atención temprana.
El embarazo, por tanto, produce una serie de cambios
biológicos y psicológicos en la madre que se manifiestan en un sentimiento de
afecto hacia el bebé que aún no ha nacido. La ciencia solo da nombre a algo que
todas las mujeres que hemos pasado por un embarazo hemos sentido, incluso en
casos en los que ese embarazo no ha sido planificado. Tan solo la angustia causada
por graves circunstancias externas puede opacar ese sentimiento.
Ahora debemos preguntarnos qué procesos experimenta una
mujer que acaba de parir cuando, tras todos esos cambios en el embarazo, tiene
que desprenderse de su hijo. No creo que sea como el que entrega un objeto a un
comprador de Wallapop. Pienso que
solo graves circunstancias externas, como acabo de mencionar, pueden acallar
ese desgarro. Por mucho que la mujer gestante decida “alquilar” su útero para
darle una vida mejor a los hijos que ya tiene o para solucionar cualquier otro
problema en su vida, no es posible que no le quede un vacío por dentro y que,
años después, no se pregunte por ese hijo que llevó en su vientre. Puede que le
tranquilice pensar que ese niño o niña es feliz con su otra familia. Sea como
sea, no se trata de una situación fácil, por lo que no creo que deba normalizarse,
ya que solo traería dolor a muchas mujeres:
<<Ante esta situación, nuestros paisanos
tenderán a contratar fuera, y de paso, rebajar el coste de la inversión (puede
ser más barato el proceso completo pagando precio a la gestante en un país en
vías de desarrollo que compensándola en España por los eventuales perjuicios
derivados del embarazo y el parto). Legislar sin tener presente que somos un
país de comitentes es una enorme irresponsabilidad, pues implica poner en grave
riesgo de explotación a muchas mujeres en situación de vulnerabilidad a quienes
no estamos en condiciones de proteger>>.
*Probablemente escriba una tercera parte en la que hable
sobre el sacrificio y las adopciones.
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