20/9/18

La necesidad de ser padres, ¿todo vale? (parte II)


En la primera parte de este artículo hemos visto qué lleva a una persona a pagar por un afecto. Ahora podríamos preguntarnos qué motivación tiene una persona que ofrece su tiempo y su compañía a cambio de dinero, y acabo de contestar. No es altruismo, no es entrega, no es hacer sentir bien a otros o incluso sentirse bien consigo mismo (de esto he hablado en la reseña de La moral anarquista de Kropotkin). Es obtener dinero. Puede tratarse de una salida rápida para cubrir las necesidades básicas (techo, comida, abrigo, salud). En ese caso, estaría en la misma situación de neoesclavitud que lleva al trabajador a venderse a la empresa  (http://culturayanarquismo.blogspot.com/2014/03/la-alienacion-del-trabajo-asalariado.html).

Ahora bien, en el caso de los vientres de alquiler (me niego a usar el eufemismo), sí que se habla de altruismo. Sin embargo, a la hora de la verdad, escasean las mujeres dispuestas a entregar a su hijo de esta manera.
<<El hecho de que en Canadá se permita, únicamente, la gestación subrogada con fines altruistas hace que el número de candidatas a gestante sea muy escaso. Es una afirmación que hace Babygest, la revista española especializada en la materia y referencia para aquellos que quieren ser padres por esta vía. La consecuencia: miles de canadienses buscan ‘hijos’ en el extranjero>>.
Curiosamente, uno de los testimonios que podemos encontrar en la red de una madre gestante que decidió tener gemelos para una pareja con problemas para concebir, debidos a un cáncer de útero, es la directora de una agencia dedicada a los vientres de alquiler, Surrogate Solutions. Esta persona utiliza constantemente en la entrevista palabras que parecen salidas de un libro de Paulo Coelho: don, Dios, bendición. Pero aunque maquille su actividad con buenas palabras, cuando entramos en la página web de la agencia, nos encontramos con que eso del altruismo es relativo, ya que vemos que sí que se ofrece una compensación a las familias gestantes apelando a que todos tenemos sueños, como por ejemplo (traducción aproximada; podéis ver el texto original aquí: http://www.surrogacysolutionsinc.com/surrogates/) empezar a ahorrar para los estudios de sus propios hijos, tener el dinero inicial para una nueva casa o empezar un negocio.

No obstante, la banca siempre gana, ya que <<las agencias intermediadoras copan actualmente la mayoría del mercado de la subrogación y siempre cobran a su cliente por los servicios prestados (el altruismo se reserva para la gestante)>>. (https://eldebatedehoy.es/familia/maternidad-subrogada/)

Los defensores de los vientres de alquiler se olvidan, además, de un aspecto fundamental: la conexión que existe entre una madre y su hijo incluso antes de nacer. Este vínculo produce una serie de efectos determinantes, tanto en la madre como en el bebé. Por ejemplo, se dan cambios en el cerebro de la madre, relacionados con las hormonas que se liberan y desactivan:
 <<El análisis por neuroimagen de las emociones que la madre siente ante los estímulos de ver fotografías o vídeos del hijo o escuchar su risa y su llanto pone de manifiesto cómo es ese vínculo natural emocional y afectivo que se ha generado en ella por el embarazo. La tecnología actual nos muestra lo que la humanidad ha sabido siempre: que la madre es siempre partidaria de sus hijos y que con el embarazo el cerebro de la mujer cambia, estructural y funcionalmente,al responder a las consignas básicas que recibe del feto y se configura el que se puede llamar cerebro materno>>.
Asimismo, esta relación prenatal influye en el futuro del niño:
<<Un reciente estudio de la revista International Journal of Behavioral Development ha puesto de manifiesto que el tipo de relación que el niño tiene con su madre durante el embarazo, y con su familia durante el primer año de vida, condiciona las respuestas emocionales en su niñez y adolescencia>>.
Recomiendo también este artículo de psicología de la Universidad del País Vasco:  Vínculo materno-fetal: implicaciones en el desarrollo psicológico y propuesta de intervención en atención temprana.
El embarazo, por tanto, produce una serie de cambios biológicos y psicológicos en la madre que se manifiestan en un sentimiento de afecto hacia el bebé que aún no ha nacido. La ciencia solo da nombre a algo que todas las mujeres que hemos pasado por un embarazo hemos sentido, incluso en casos en los que ese embarazo no ha sido planificado. Tan solo la angustia causada por graves circunstancias externas puede opacar ese sentimiento.

Ahora debemos preguntarnos qué procesos experimenta una mujer que acaba de parir cuando, tras todos esos cambios en el embarazo, tiene que desprenderse de su hijo. No creo que sea como el que entrega un objeto a un comprador de Wallapop. Pienso que solo graves circunstancias externas, como acabo de mencionar, pueden acallar ese desgarro. Por mucho que la mujer gestante decida “alquilar” su útero para darle una vida mejor a los hijos que ya tiene o para solucionar cualquier otro problema en su vida, no es posible que no le quede un vacío por dentro y que, años después, no se pregunte por ese hijo que llevó en su vientre. Puede que le tranquilice pensar que ese niño o niña es feliz con su otra familia. Sea como sea, no se trata de una situación fácil, por lo que no creo que deba normalizarse, ya que solo traería dolor a muchas mujeres:
<<Ante esta situación, nuestros paisanos tenderán a contratar fuera, y de paso, rebajar el coste de la inversión (puede ser más barato el proceso completo pagando precio a la gestante en un país en vías de desarrollo que compensándola en España por los eventuales perjuicios derivados del embarazo y el parto). Legislar sin tener presente que somos un país de comitentes es una enorme irresponsabilidad, pues implica poner en grave riesgo de explotación a muchas mujeres en situación de vulnerabilidad a quienes no estamos en condiciones de proteger>>.


*Probablemente escriba una tercera parte en la que hable sobre el sacrificio y las adopciones.

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