3/1/15

La llave y el pirata

Oh mar enredado, es tiempo de callar. La noche aún está ciega y el faro oculta, impasible, la luz de las estrellas. 
Observa, mar, el viento está varado y el pirata no ha encontrado su tesoro. Camina, sin saberlo, por laberintos de bruma, aunque hace demasiados inviernos que desistió de la búsqueda. 
Pero hay en el cofre una llave destinada solo a él; llave que, con su canto, mueve sus pies y ahuyenta a los cuervos.
En medio de la quietud galoparon mis latidos. La bestia marina surgió y, con su expresión soberbia, amenazó con devorar el fruto de mis ruegos. Si supiera que en la sima abisal una ninfa teje sin cesar el invisible camino a la llave.
Oh, mi mar enredado. Es tiempo de callar. Los esbirros de la bestia nos zarandearon, fuimos abocados al naufragio. Mas, ¿cuánto duró el gélido desierto? ¿No acudió presto el sol en nuestra ayuda? ¿No hace tiempo que cantan las golondrinas?
Persiste, pequeño mar.
No duermas, que es nuestra esperanza la que da fuerza a las manos de la ninfa.