11/2/16

Un día fuimos libres

Ya nadie recita versos de memoria; nadie saluda ni sonríe por la calle; la amabilidad fue sustituida por cosméticos gestos, a veces también plastificados. Los niños tienen prohibido jugar y encuentran cerrada la puerta del vecino. Ya no se aman tierras, sino ideologías; ideologías universales donde no cabe la variación ni la duda. Ya no se piensa, ahora se procesa.

¿Cuándo se automatizó la vida? ¿Cuándo se desacralizó el amor? Las manos ya no tienen grietas, pero no tocan. Las bocas están perfectas, sometidas a correcciones desde la infancia, pero ¿quién besa de verdad?

Se sustituyó también la amistad por la desconfianza; en lugar del hoy por ti, mañana por mí, ahora el se ha convertido en vanidoso ayudador y al ti se le acusa de miserable aprovechado. Hoy está mal visto tener problemas, aunque abundan más que nunca. Ayer te prestaba un poco de leche tu vecino; hoy se lo pides al Estado, burocracia de por medio, todo bien etiquetado, que se note que eres pobre.

Explosión de grisú, Simonin, 1869

¿Y qué me dices de hombres y mujeres? Tanto monta, monta tanto la “democracia” como Franco. Un siglo de guerra de sexos, uña y carne que anteayer trabajaban juntos por sacar su hogar adelante. Hoy se nos obliga a nosotras a presumir, amparadas por el omnipresente Estado, y a ellos a ser esclavos, a sentirse culpables, a olvidar todas las muertes en la batalla, regresos mutilados, separados del calor durante tantos años; los trabajos ¿no forzados? para llevar un mendrugo de pan a sus hijos. ¿Privilegiados?

¿Que ha habido represión hacia todo lo que se salía de lo convencional? ¿Quién lo niega? La pregunta no es esa, sino, ¿quién ha ejercido la represión? ¿De verdad que ha sido una ideología? Pero hemos confiado nuestra liberación a los gobernantes, y pensamos que porque llamen casta a los otros gobernantes y los desbanquen, van a solucionar los problemas del pueblo. La tierra, el agua... todo se envasa, todo tiene precio, y si te apropias de ello, te conviertes en criminal, tanto para unos gobernantes como para otros. Aunque unos digan proteger a las familias y los otros a los pobres. Ellos solo protegen las instituciones, el sistema de vida que conocemos.

No hay vuelta atrás, el pasado fue vendido y cada vez más olvidado, porque también está mal visto. ¿Hay alguna esperanza para la libertad?

1/2/16

El triunfo de la hiel

Solo estás para apropiarte de los logros ajenos y para deshacerte de tus culpas. Tan dulce de puertas para afuera, pero el ambiente aquí es irrespirable. Consigues miles de alabanzas por lo único que haces, esa actividad que te libra de todas las que no haces. Pero ya ha pasado demasiado tiempo y no pienso exigir cuentas pendientes.

Mi deseo es solo uno: librarme para siempre de tu hiel, esa con la que me amamantaste, esa con la que me regaste durante tantas estaciones y que ahora tratas de hacerle beber también a mi vástago.

Veneno que fue absorbiendo mi alegría, que deformó la realidad para que huyera de ella. Líquido infernal que nunca sacia. Látigo que devasta mi pecho. Niebla que me aísla.

¿Podría acabar estas palabras con una esperanza? Ya no. Vuelan los veranos ante mis ojos, mezclados con los inviernos que ya no fecundan. Se ha trastocado el orden, se han secado los ríos de mi cuerpo.
Esa canción que nunca llegó a su destino, esas palabras que dije demasiado rápido. Todo se lo tragó el monstruo que fabricaste. ¿Qué puedo hacer para desterrarte, junto con él? Mientras mi ser muere sin remedio, el mundo pide que te alabe, te agradezca, te honre, que te siga entregando mi alma, para que continúes vaciando en ella tus excrementos.


¿Qué me pides, cruel, ignorante mundo? ¿Qué mentirosa sonrisa eclipsó la verdad? ¿Quién la dirá? ¿Quién la verá y la defenderá? Mis brazos se van oxidando y yo ya no tengo fuerzas. Mis sueños duermen y mis ojos se apagan. Ya no hay esperanza.

Winterlandschaft mit Kirchenruine, Caspar David Friedrich