4/8/19

Lo extraño, lo fantástico y lo maravilloso. Reseña de "Los cautivos de Longjumeau", de Léon Bloy


Estoy leyendo la Antología de la literatura fantástica elaborada por Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo y quería recomendaros un relato que me ha gustado especialmente: Los cautivos de Longjumeau, de Léon Bloy.

Pero, antes de nada, tenemos que explicar qué es la literatura fantástica, ya que también existe el término “novela fantástica” con el que se rotulan las estanterías de librerías y bibliotecas y que se refiere a narraciones en las que aparecen magos, dragones, brujas, mundos y países inventados... A este género pertenece una de mis obras preferidas (La espada de la verdad, de Terry Goodkind) y también otras más conocidas, como las escritas por Ursula K. Le Guin (“El ciclo de Terramar”), la serie de “Dragonlance”, de Margaret Weis y Tracy Hickman; etc.

Es cierto que hay un debate con respecto al adjetivo “fantástico” y que quizás lo mejor sería cambiar la clasificación de géneros que se enseña en las Universidades. Yo me voy a limitar a contaros cuál es el significado que aprendí en mis clases y que podéis encontrar en Introducción a la literatura fanástica de Todorov.

-Lo extraño: en este género tienen lugar acontecimientos inusuales (“extraños”), pero se respetan las leyes de la realidad y las causas de tales hechos siempre tienen una explicación lógica. Un ejemplo podría ser El perro de los Baskerville.

-Lo maravilloso correspondería a las novelas arriba mencionadas, en las que se crea un mundo ficticio específico con sus propias leyes naturales (la magia, genios que salen de una lámpara y cumplen deseos, presencia de animales mitológicos...). Es el ámbito de los cuentos de tradición oral. En lo maravilloso, no causan sorpresa los elementos que se salen de lo real, ya que se suspende la incredulidad y simplemente se aceptan esas leyes, ya que dentro del espacio ficticio en el que se encuadran, son verosímiles. Un ejemplo moderno: en el mundo inventado por Tolkien, es totalmente normal que cuando alguien se pone  el Anillo, se haga invisible. Lo que nos causaría sorpresa sería lo contrario.

-Lo fantástico me resulta especialmente interesante: el marco de la narración fantástica coincide con nuestro mundo real, como sucede en el género de lo extraño, pero el lector no llega a saber si los acontecimientos sobrenaturales tienen una explicación lógica (según las leyes de nuestro mundo) o no. La conclusión está difusa. Para mí, ahí reside lo magnético de este género.

<<es necesario  que  el  texto  obligue  al  lector  a  considerar  el  mundo  de  los  personajes como un mundo de personas reales, y a vacilar entre una explicación natural y una explicación  sobrenatural  de  los  acontecimientos  evocados.  Luego, esta  vacilación puede ser también sentida por un personaje de tal modo, el papel del lector está, por  así  decirlo,  confiado  a  un  personaje  y,  al  mismo tiempo  la  vacilación  está representada, se convierte en uno de los temas de la obra>>
Todorov


Dicho esto, quería compartir con vosotros brevemente mi impresión sobre el relato de Léon Bloy, escritor de origen francés, admirado por Borges y coetáneo de Maupassant (autor de los relatos que más me gustan del género, junto con los de Poe). 

 

El narrador de Los cautivos de Longjumeau no coincide con los protagonistas, sino que cuenta los hechos desde cierta distancia: “Una carta ya antigua de ese desdichado Fourmi, a quien conocí de soltero, me ha permitido reconstruir, por inducción, toda su lamentable historia”.

Esto contribuye a crear la atmósfera de misterio, ya que el lector no puede estar completamente seguro de que los hechos ocurrieran tal como los cuenta este amigo de la joven pareja. Ya en el primer párrafo se nos introduce en la sospecha de lo sobrenatural: “Esta hoja [aquí no se refiere a la carta] tan recomendable por la abundancia y por la calidad de su información, se perdía en conjeturas sobre las misteriosas causas de la desesperación que había precipitado al suicidio a esta pareja, considerada tan feliz”.

El narrador justifica los actos de los jóvenes, aportando “pruebas” de su personalidad virtuosa, para que el lector se decline por la explicación sobrenatual, y lo hace de una forma sutil y paulatina, quizás para que no se le tome por loco y se comprenda que él mismo está sorprendido. Ya casi hacia el final del relato se vuelve más explícito y se refiere abiertamente a un poder maléfico, e inmediatamenta después da una prueba de mayor peso, que enlaza con la narración del episodio final de los protagonistas, el cual anunció ya en el primer párrafo.

Ese final, el suicidio, entra dentro de lo verosímil, de lo racional. Lo que no vemos con tanta claridad es lo que les ha llevado a su fatal destino, y es aquí donde vemos la definición de lo fantástico que os comentaba y que aparece en el libro de Todorov. Parece que el narrador ya ha decidido si los hechos, que cuenta a posteriori, tenían una explicación natural o sobrenatural, pero Bloy delega la conclusión en el lector.

4 comentarios:

  1. Buena observación, excelente reseña. Tienes puntos muy interesantes

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  3. estoy por subir este cuento de Bloy a mi blog, con algunos comentarios y notas, es un gusto ver qué León sigue en pie de lectura. te recomiendo revisar los 33 tomos de la biblioteca de Babel, una colección de lecturas fantásticas seleccionadas y prologadas por Borges, el número 4 incluye Los cautivos y otros relatos de Bloy. dejo el enlace para descargarlos, saludos!

    https://drive.google.com/drive/mobile/folders/1kwgpD1T0HVu7XKVmBOflrb9BnxZN_ZA2?usp=drive_open

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