26/7/15

Sentimientos lapidados



Ven a rescatar mi rosa. Clamo a ti día y noche. No alcanzo la esperanza, se ha disuelto el material de los sueños. No, no puedo soñar.
Tan lejana que escapa a mi vista, o tal vez es el humo que me envuelve, que adormece mis manos y ahoga mi pecho el que la aparta de mis sentidos, pero en realidad está a un centímetro de mí, flotando en su cielo –lo puro no puede vivir en un aire contaminado-, esperando la espada que rasgue esta lona.
Dónde, dónde está la brisa. ¿Hace cuántos siglos perdí las estrellas? Ven a rescatar mi perla, no siento la llama, y aun así no hace frío. No, no hay brisa, aquí no hay nada.
Llorar por mi volcán, echar de menos… nada. No puedo hacer nada. Ha muerto mi cuerpo, solo es un amorfo conjunto de harapos vacío por dentro.
Necesito tanto mi alma. Ven, ven a rescatarla, baja a los infiernos, vence a las fieras. Yo no tengo fuerzas, quedé enredada en mi veneno. Mi rosa está sucia, mi rostro arrugado, mis manos son escarcha, mis pies están anclados. Y yo solo quiero vivir, beber la luz del cielo, arroparme con los colores del arco iris.
Ven, ven a rescatarme.

18/7/15

"Quiero vivir, vivir... y ser yo, yo, yo..."

¿Por qué siento mi ser tan ancestral como los escalones en los que reposo el vuelo de mis pensamientos? Tal vez porque mi alma fue pensada antes de la fundación del mundo, tal vez porque es una flor extraña diseñada por un jardinero e insertada en carne de cemento y ceniza, que constantemente la quiere sepultar.

Y claro, claro que me contamina, claro que he de cortar diariamente estas zarzas de alambre que solo sirven para herir. Pero que nadie diga que no existe esta fragancia que cosquillea mi cuerpo e ilumina mis ojos.

¿Que no me pertenece? Eso ya lo sé. Sé que es un don, entonces dejadme disfrutarlo. Porque no quiero fundirme en la nada, porque son estos esbozos dorados los que mantienen viva mi esperanza, porque incluso los copos de nieve son todos diferentes entre sí.

Es mi clamor repetido: "dejadme ser, dejadme ser yo, dejadme ser más". Y no, yo no quiero ser Dios, pues Él es más bello y complejo de lo que yo seré nunca, solo una pieza de su gran puzzle, el sendero de un bosque que pasea junto a un arroyo dentro de un mundo infinito que recoge todas las maravillas conocidas -un manto de innumerables olas de arena en cuyo centro hay un oasis, grandes cascadas peinando un imponente verde, altos árboles tropicales, refugio de coloridas aves- y las que aún no han sido ni siquiera soñadas.

Pero no, no matéis el paisaje de mi alma. Yo no soy culpable de que no sepáis escucharos a vosotros mismos, respiraros. Quizás Él os hizo así por un motivo.
El sentido de la vida, y aun de la vida eterna es existir. Si quisiéramos fundirnos con la nada, entonces cambiaríamos de Dios y de creencias. Por tanto, dejadme, dejadme ser yo, cada día más y más, para eliminar el desguace que me aprisiona y convertirme en lo que siempre debí ser, en el propósito original.

Solo quiero ser.

4/7/15

Atrapada por las trampas del tiempo



Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. 
                                                                                                     Joaquín Sabina.


Son escasos los instantes en que puedo penetrar la niebla. Como el ciclo del agua, la emoción es primero susurro que se introduce en mis oídos, reposa en mi cabeza mientras se solidifica en imágenes corpóreas, desciende al pecho, donde va aumentando su temperatura para subir de nuevo hasta los ojos y regresar al exterior en su forma líquida.

Son cada día más escasos tu azabache, el azul de mi sonrisa silenciosa... Los inocentes paisajes de mi alma pierden sus latidos y sus reliquias son zarandeadas por los ocupas de mi mente, seres grises cuyo rostro se parece demasiado a un signo de interrogación.

Cuándo les abrí la puerta, cuándo desprotegí este edén, dejando en manos ajenas la gema de lava que origina la armónica danza de todos sus elementos. 

El tipo de las ojeras es, a pesar de su constante tiritar, el más agresivo. Me cuenta historias de apariencia cómica que acaban perturbándome debido a una serie de palabras sueltas, inconexas con el resto del relato.

Como ves, ya ni siquiera soy capaz de esculpir la esencia contenida en este bloque de mármol que es cada emoción. Mi mano ha perdido su firmeza, mis herramientas están impregnadas de la basura que producen estos insolentes ocupas, y el olor a brea me hace olvidar las líneas que halla en primer lugar mi corazón y que mi cincel solo debería copiar.

Pero esta quietud artificial, esta falta de vendaval me lleva a orientarme por las voces de los siniestros sujetos. El volcán está dormido. El ciclo de la emoción permanece en una interminable pausa, como una cinta de VHS que ha sido cortada por las moiras.

Sin calor que derrita el hielo, este se convierte solo en un leve jadeo que se lamenta por las trampas del tiempo: detenido pero alejándome sin compasión de mi azul excelso, de las estrellas de mi arco iris.Avergonzada por lo que ahora soy y deseando que descubras la mariposa que habita algún rincón de mi interior, permanezco atrapada entre la voluntad y la brisa de plomo.

Purgatorio de gusanos satisfechos y sonrisas huecas. Huesos que no vuelven a ser polvo. Y mis ojos se parecen a los de ese tipo del temblor y he cubierto mi cuerpo de gruesas capas amorfas de harapos. Y tú cada vez más lejos y mi anhelo más callado.

Y las trampas del tiempo: tarde de noviembre perpetua; ruedan los años sin amaneceres y sin lumbreras de la noche.