15/1/16

15/I/2015

Espesa niebla de enredaderas y a la vez, demasiada claridad que pisa los ojos y dificulta la búsqueda. Y es que los bosques han dejado de cantar, no se volvió a ver una sola mariposa, el viento, como ya dije, está varado. Nada estremece al pecho inerte. Solo quiere acercarse a la frente una mano perezosa que sujeta imágenes, las cuales ni siquiera me llegan a rozar.

Mi paisaje estaba lleno de duendes arco iris, de flores verdes y ladrillos amarillos. Y no sé cómo, cuándo ni por qué, se ha convertido en esta ciénaga de brea y se han esfumado todos los personajes que lo poblaban, dejando sola mi antes tan querida soledad.