30/9/18

La necesidad de ser padres, ¿todo vale? (parte III)


Para comenzar este artículo, me gustaría mostrar la mentalidad de algunas personas que recurren al negocio de los vientres de alquiler para saciar su necesidad de ser padres. En el foro Babygest aparece la siguiente consulta: <<si el bebé tuviera algún problema que no tiene solución médica querríamos abortar (...). ¿La madre subrogada puede decidir no abortar? ¿Qué pasaría en ese caso? ¿Podríamos decidirlo nosotros?>>. (https://www.babygest.es/foro/tema/que-pasa-si-la-gestante-no-quiere-abortar-y-nosotros-si/)

Creo que no es necesario comentar nada. La pregunta es un clara muestra del concepto equivocado de paternidad que existe en personas dispuestas a pagar por un bebé a la carta. Es cierto que debemos ser honestos y no caer en la generalización, ya que no todos los clientes de este servicio llegan a tal extremo. Aun así, parten, como digo, de una idea errónea de la paternidad.

Por desgracia, esta mentalidad egoísta se extiende por nuestra sociedad, fruto de un proceso gradual de deshumanización al que asistimos con los ojos vendados, distraídos como estamos por las quimeras del sistema capitalista, incapaces de mirar ni a nuestro interior ni al interior de los otros. Cada día, al salir a la calle, nos vestimos nuestra máscara, la cual vamos identificando poco a poco con nuestro propio ser, que acaba desapareciendo cuando finalmente esta se apodera por completo de nosotros. 

Y dicha máscara no entiende del sacrificio. Hemos olvidado (o estamos olvidando, si somos menos pesimistas) una idea fundamental, que es la del amor. No sabemos amarnos a nosotros mismos, lo que implica conocerse, aceptarse, mejorar, tener valor, saber perdonarse y juzgarse de manera objetiva. El sujeto que no ha aprendido a amarse a sí mismo de este modo, que nada tiene que ver con el narcisismo, no tiene la capacidad de amar a los otros (no puede conocerlos por dentro, sino que solo ve su máscara; ni aceptarlos con todos sus defectos, y mucho menos soportarlos; etc.). Y esta falta de amor produce un gran vacío existencial que el sistema capitalista se ocupa de llenar con sus baratijas (también lo intentan llenar las religiones, la falsa espiritualidad a lo Paulo Coelho...).

La conclusión a la que quiero llegar es que esa necesidad de ser padres de quienes recurren a los vientres de alquiler no es sino una de las manifestaciones de ese fatal sentimiento de vacío, por lo tanto, el bebé a la carta sirve para llenar su vacío. Lo triste de esto es que no solo los clientes de la gestación subrogada tienen hijos para satisfacerse a sí mismos, sino que es una actitud que abunda en nuestra sociedad y que en ningún momento lleva a plantearse lo que es mejor para la criatura, o al menos no de una manera profunda. Lo que hacen es transmitir al hijo su idea narcisista del amor, haciendo que el vacío colectivo de nuestra sociedad aumente.

Volviendo a la consulta que compartíamos al principio, vemos que estos padres quieren bebés a la carta, llegando incluso a elegir el sexo (https://www.babygest.es/foro/tema/podemos-elegir-el-sexo-del-bebe/). ¿En un futuro se podrá elegir la personalidad? No lo sé, pero eso ¡no es amor! Lo sublime de la paternidad es amar a una personita que no sabes cómo va a ser, aceptarla sea como sea, porque eso fortalece nuestro carácter, nos hace superarnos a nosotros mismos. El amor no tiene expectativas, porque conlleva obligatoriamente sacrificio. Sin sacrificio lo que hay es una sensación agradable de compartir buenos momentos, pero ¿qué va a pasar cuando lleguen problemas serios? Creo que no me equivoco al afirmar que todos conocemos a algún padre o madre que cuida de un hijo dependiente. En mi caso, conozco a una señora que tiene un hijo de aproximadamente mi edad con parálisis cerebral. Para mí, los cuidados de esa mujer hacia su hijo -cada vez que le limpia, le da de comer, le besa sin que su beso le sea devuelto- son la expresión máxima del amor; igual que cuando un hijo cuida de su madre o su padre enfermo de alzhéimer.

Sin embargo, esta actitud escasea cada vez más. En una conversación reciente surgía el tema de la crianza de los hijos: me comentaban, por ejemplo, el caso de una niña pequeña que estaba en su sillita con un teléfono, en un parque, porque al adulto en cuestión no le apetecía llevarla a los columpios. Día tras día vemos ejemplos similares. Aparte del asunto del trabajo asalariado, en el que no voy a entrar, falta la voluntad de sacrificarse por los niños incluso en estas pequeñeces. Como planteaba en el párrafo anterior, ¿cómo vamos a enfrentarnos así a las adversidades? 

Tampoco voy a desarrollar el tema de la adopción, pero no olvidemos que existen muchos niños huérfanos (casi veinte mil en España). A las dificultades burocráticas (esta noticia habla de los intereses económicos que hay detrás de un niño no adoptado: https://extraconfidencial.com/noticias/casi-20-000-ninos-huerfanos-espanoles) se suma la actitud egoísta que estamos mencionando. Y es que es mucho más fácil tener un bebé a la carta que cubrir las necesidades afectivas de un niño de catorce años que lleva en su alma unas cicatrices que pocas personas conocen, porque eso exige paciencia, inteligencia, firmeza, honestidad y, en fin, mucho, mucho sacrificio.

24/9/18

24-IX-2018


A veces a la ondina le da por susurrar a los barrotes oxidados, y por momentos llego a creer que su voz no está hecha solo de ondas huecas y que, en un parpadeo, se instalará mi paraíso perdido.

Y es que ya van regresando al jardín primigenio las criaturas que expulsó la niebla envenenada. 


Quiero pensar que estos ladrillos son volutas de humo, leves nubes de brea que puedo hacer desvanecerse con un movimiento de mi mano; que el manzano salvaje sigue en el sendero y que mis ojos no pudieron verlo por no tener la perspectiva adecuada.

Y sigo aprendiendo a subir escaleras, instruida por un dibujo fuera del margen. Y mi viento sopla una y otra vez las grises enredaderas. Y huye el plomo de los pies, que se acaban sumergiendo en el espejo de las estrellas.

20/9/18

Miedo

Tormentas piden a través de mi boca
un borrador gigante que deje el lienzo en blanco,
que apague las estrellas, que diga que no hay nada.
Que no quiero paisajes ni dáimones ni perlas,
ni tinta en mis venas, ni savia en mis ramas.
Que quiero esconderme en letras de cartón,
en el asfalto que cada día me aplasta.
Y ahora es la lluvia que creí mi amiga
la que horada la roca de mi mar loco.
Y mis ojos tan ciertos ignoran los truenos
y siguen siendo el viento libre de siempre.

La necesidad de ser padres, ¿todo vale? (parte II)


En la primera parte de este artículo hemos visto qué lleva a una persona a pagar por un afecto. Ahora podríamos preguntarnos qué motivación tiene una persona que ofrece su tiempo y su compañía a cambio de dinero, y acabo de contestar. No es altruismo, no es entrega, no es hacer sentir bien a otros o incluso sentirse bien consigo mismo (de esto he hablado en la reseña de La moral anarquista de Kropotkin). Es obtener dinero. Puede tratarse de una salida rápida para cubrir las necesidades básicas (techo, comida, abrigo, salud). En ese caso, estaría en la misma situación de neoesclavitud que lleva al trabajador a venderse a la empresa  (http://culturayanarquismo.blogspot.com/2014/03/la-alienacion-del-trabajo-asalariado.html).

Ahora bien, en el caso de los vientres de alquiler (me niego a usar el eufemismo), sí que se habla de altruismo. Sin embargo, a la hora de la verdad, escasean las mujeres dispuestas a entregar a su hijo de esta manera.
<<El hecho de que en Canadá se permita, únicamente, la gestación subrogada con fines altruistas hace que el número de candidatas a gestante sea muy escaso. Es una afirmación que hace Babygest, la revista española especializada en la materia y referencia para aquellos que quieren ser padres por esta vía. La consecuencia: miles de canadienses buscan ‘hijos’ en el extranjero>>.
Curiosamente, uno de los testimonios que podemos encontrar en la red de una madre gestante que decidió tener gemelos para una pareja con problemas para concebir, debidos a un cáncer de útero, es la directora de una agencia dedicada a los vientres de alquiler, Surrogate Solutions. Esta persona utiliza constantemente en la entrevista palabras que parecen salidas de un libro de Paulo Coelho: don, Dios, bendición. Pero aunque maquille su actividad con buenas palabras, cuando entramos en la página web de la agencia, nos encontramos con que eso del altruismo es relativo, ya que vemos que sí que se ofrece una compensación a las familias gestantes apelando a que todos tenemos sueños, como por ejemplo (traducción aproximada; podéis ver el texto original aquí: http://www.surrogacysolutionsinc.com/surrogates/) empezar a ahorrar para los estudios de sus propios hijos, tener el dinero inicial para una nueva casa o empezar un negocio.

No obstante, la banca siempre gana, ya que <<las agencias intermediadoras copan actualmente la mayoría del mercado de la subrogación y siempre cobran a su cliente por los servicios prestados (el altruismo se reserva para la gestante)>>. (https://eldebatedehoy.es/familia/maternidad-subrogada/)

Los defensores de los vientres de alquiler se olvidan, además, de un aspecto fundamental: la conexión que existe entre una madre y su hijo incluso antes de nacer. Este vínculo produce una serie de efectos determinantes, tanto en la madre como en el bebé. Por ejemplo, se dan cambios en el cerebro de la madre, relacionados con las hormonas que se liberan y desactivan:
 <<El análisis por neuroimagen de las emociones que la madre siente ante los estímulos de ver fotografías o vídeos del hijo o escuchar su risa y su llanto pone de manifiesto cómo es ese vínculo natural emocional y afectivo que se ha generado en ella por el embarazo. La tecnología actual nos muestra lo que la humanidad ha sabido siempre: que la madre es siempre partidaria de sus hijos y que con el embarazo el cerebro de la mujer cambia, estructural y funcionalmente,al responder a las consignas básicas que recibe del feto y se configura el que se puede llamar cerebro materno>>.
Asimismo, esta relación prenatal influye en el futuro del niño:
<<Un reciente estudio de la revista International Journal of Behavioral Development ha puesto de manifiesto que el tipo de relación que el niño tiene con su madre durante el embarazo, y con su familia durante el primer año de vida, condiciona las respuestas emocionales en su niñez y adolescencia>>.
Recomiendo también este artículo de psicología de la Universidad del País Vasco:  Vínculo materno-fetal: implicaciones en el desarrollo psicológico y propuesta de intervención en atención temprana.
El embarazo, por tanto, produce una serie de cambios biológicos y psicológicos en la madre que se manifiestan en un sentimiento de afecto hacia el bebé que aún no ha nacido. La ciencia solo da nombre a algo que todas las mujeres que hemos pasado por un embarazo hemos sentido, incluso en casos en los que ese embarazo no ha sido planificado. Tan solo la angustia causada por graves circunstancias externas puede opacar ese sentimiento.

Ahora debemos preguntarnos qué procesos experimenta una mujer que acaba de parir cuando, tras todos esos cambios en el embarazo, tiene que desprenderse de su hijo. No creo que sea como el que entrega un objeto a un comprador de Wallapop. Pienso que solo graves circunstancias externas, como acabo de mencionar, pueden acallar ese desgarro. Por mucho que la mujer gestante decida “alquilar” su útero para darle una vida mejor a los hijos que ya tiene o para solucionar cualquier otro problema en su vida, no es posible que no le quede un vacío por dentro y que, años después, no se pregunte por ese hijo que llevó en su vientre. Puede que le tranquilice pensar que ese niño o niña es feliz con su otra familia. Sea como sea, no se trata de una situación fácil, por lo que no creo que deba normalizarse, ya que solo traería dolor a muchas mujeres:
<<Ante esta situación, nuestros paisanos tenderán a contratar fuera, y de paso, rebajar el coste de la inversión (puede ser más barato el proceso completo pagando precio a la gestante en un país en vías de desarrollo que compensándola en España por los eventuales perjuicios derivados del embarazo y el parto). Legislar sin tener presente que somos un país de comitentes es una enorme irresponsabilidad, pues implica poner en grave riesgo de explotación a muchas mujeres en situación de vulnerabilidad a quienes no estamos en condiciones de proteger>>.


*Probablemente escriba una tercera parte en la que hable sobre el sacrificio y las adopciones.