17/12/19

Siempre yo


Quiero poner en orden mis ideas. Me cuesta la cita con el papel en blanco. Y huyo del centro de mi pecho enredándome en grises letras .

Y acabo siempre en este río salpicado de tormentas de los tiempos. Porque echo de menos, quizás. Y no sé cómo traer los momentos brillantes para dejar de extrañar y llenar este vacío.

Alguien, algo y yo misma... me arranqué las flores, las montañas que me arropaban, el cielo limpio, la sonrisa, la fuerza del alma, las canciones, las charlas del infinito, descubrime, descubrir bajo piedra pétalos palpitantes.

Aprendí el lenguaje de los árboles, los nombres de las estrellas; aprendí la verdad de mis raíces, el veneno entre mis poros. Tan valiente para enfrentarme a todo tipo de monstruos y ahora se han adueñado de mi cuerpo y de mis ojos. Ahora no me encuentro entre tanto pasado que arreglar.

Me quería torpe, imperfecta, espontánea, alegremente loca, triste a veces. Ahora no consigo quererme con esta madurez impostada. No me quiero porque no estoy, porque no soy yo, porque me han vencido las heridas, porque no entiendo.

Porque anhelo mis fantasías. Ojalá pudiera cerrar los ojos, volver a creer, olvidar la norma que nos obliga a ser “rigurosos”, correctos... La verdad, lo científico. ¡Esta no es mi verdad!

Mi verdad está bajo las piedras y en la savia de los árboles; permanece en la risa de los duendes y en las alas de Pegaso. Solo tengo que buscarla. Y lo esperanzador es que no necesito mover los pies. Puedo salir de esta cárcel de ladrillo solo bajando los párpados. Porque mi verdadero ser no está en el pasado. Y es más fuerte que estas sombras que se han empeñado en atraparme.

12/12/19

11-XII-2019

No sé qué va a pasar cuando despierte de este sueño en el que he decidido sumergirme. Quizás ya nunca se rompa el dique y no entren las palabras.


He quemado el calendario.

No hay ojos pequeños que me obliguen, que me conecten al traicionero abrazo hueco.

Se han hundido las luces debido al peso del oro.

Se han deshecho los lazos.

Niego mis raíces. No con rabia, sino con serena distracción.

El humo embriagador es la envenenada brisa que sale de alas que no vuelan.

Solo tenía un laberinto en el que perderme. Ahora he consumido mi brújula.

Pero es que puede que nunca haya existido nada fuera de este muro infinito.

Puede que las letras de mi nombre estén hechas de efímeras sombras que no tienen siquiera la cualidad de rozar. Solo ciegan.

Y en mi ceguera estoy tranquila.

Hasta que me despierte la realidad.

9/12/19

Sobre el fascismo y la libertad


Si quisiéramos formar una biblioteca pública, ¿qué criterios tendríamos que seguir? El objetivo sería que las nuevas generaciones tuviesen acceso a todo el conocimiento posible: filosófico, literario, histórico, científico...; así como al conjunto de patrimonio artístico, musical, etc.

En principio, toda obra serviría para ofrecer a cualquiera la posibilidad de conocer, en mayor o menor profundidad, dependiendo de sus propios intereses, la o las disciplinas sobre las que desee ilustrarse.

El ingrediente esencial que, por desgracia, hemos casi anulado en nuestra época, es la pura curiosidad, el anhelo de comprender mejor el mundo que nos rodea, tanto el próximo como el más alejado.

Ahora bien, ¿qué haríamos con determinadas obras? Imaginemos un libro que recoja el pensamiento de un ideólogo de cualquier dictadura fascista o el artículo de un periódico como Okdiario. Pensamos que es de sentido común darse cuenta de la manipulación que esconden sus líneas, pero la experiencia actual -y del pasado- nos demuestra que muchas personas pueden ser convencidas, simplemente porque esas ideas vienen disfrazadas de argumentos lógicos. Además, tales autores utilizan algunas de las estrategias que describe Javier de Santiago Guervós en Principios de comunicación persuasiva (aquí las resumí).

Un ejemplo es un artículo que se publicó recientemente en la revista Letras Libres, cuyo prestigio se usa también para convencer de la veracidad del mismo. Se trata de “Lengua vulgar de España: por qué el español es nuestra lengua común”, que está plagado de imprecisiones lingüísticas (cuando no directamente de mentiras descaradas), pero que muchos lectores han aplaudido.

Veamos algunas muestras:

  • “La propaganda nacionalista sostiene que el español es una lengua sin raíces en Cataluña o País Vasco”: no lo dice la propaganda nacionalista, sino la propia Lingüística. Si nos remontamos al origen de las lenguas habladas en España, vemos que el castellano nace al norte de Burgos y se va extendiendo (debido a las campañas militares de la Reconquista) hacia el sur. El euskera ya estaba en una zona más amplia que la actual antes de la romanización. Y, en cuanto al catalán, como lengua hermana del castellano y del resto de lenguas iberorromances, tiene un desarrollo paralelo a este.
  • Parte de la idea, desmontada por Juan Carlos Moreno Cabrera, de que castellano y español no son lo mismo.
  • “el español nace como un latín mal aprendido”: el castellano o español, como el resto de lenguas romances, se desarrolla a partir de una variedad concreta del latín. El término “vulgar” no se refiere a latín mal aprendido o mal hablado, sino a un registro concreto de la lengua. Aquí el autor se basa en el prejuicio de que la lengua hablada en un contexto coloquial es inferior al registro culto y formal, cuando precisamente la riqueza de una lengua está en las múltiples posibilidades que ofrece para adaptarse a cualquier tipo de situación. 

Aunque acudamos al conocimiento para desmentir este tipo de afirmaciones, esto no es suficiente para que las personas vean la intencionalidad que hay detrás. Al contrario, se nos tacha de estar al servicio del nacionalismo, etc. Toda contraargumentación es invalidada desde el momento en que se nos señala como enemigos; y son ellos los que usan el discurso victimista para potenciar esto. Fijaos en que lla segunda palabra que aparece en el subtítulo del artículo es “propaganda”. Además, está en la sección de política, cuando este es (o debería ser, sobre todo) un asunto lingüístico.

Pero regresemos a lo que planteaba al principio: ¿es adecuado incluir en una biblioteca, con el objetivo que hemos definido, textos de un sesgo ideológico totalitario que lleven a la discriminación por razón de sexo, etnia, lengua, creencias, etc.?

¿Deberíamos incluir obras con el poder de convencer a los menos avispados de que hay grupos sociales que merecen nuestro rechazo? Yo no creo en el trato paternalista hacia las personas. Personalmente, no necesito que alguien me “proteja” de los peligros de textos fascistas. Es más, prefiero leerlos para analizarlos en profundidad y advertir sus estrategias de manipulación. Pero ¿y qué pasa con los más jóvenes? Recientemente hemos visto que partidos antidemocráticos tienen la capacidad de convencer incluso a la gente joven. Somos testigos actualmente de una brutal campaña propagandística y tenemos el reto de combatirla.

Otra pregunta que me hago es ¿caemos nosotros en el fascismo al rechazar a un colectivo? Mi respuesta es decididamente no, si lo que repudiamos son sus ideas. Es decir, mientras determinada persona sostenga una idea que lleva “a la discriminación por razón de sexo, etnia, lengua...”, esa persona no puede tener un papel relevante en nuestra sociedad. Pero no tenemos ningún derecho a agredirla verbal ni físicamente. Simplemente no podemos darle un altavoz para que difunda sus ideas, que es justo lo que sí han hecho importantes medios de comunicación españoles en los últimos meses.

A modo de conclusión, hemos de reafirmarnos en lo defendido por los derechos humanos fundamentales, ya que estamos asistiendo al auge de movimientos fascistas que logran convencer incluso a personas de nuestro día a día que siempre han sido respetuosas y tolerantes. Creo que las circunstancias económicas actuales pueden ser un aliciente para ello. Hoy más que nunca conviene releer ese esclarecedor capítulo de El miedo a la libertad, de Erich Fromm: “Psicología del nazismo”, en el que se nos explica cómo los ideólogos nazis lograron convencer al pueblo alemán de sus ideas de odio, que estaban disfrazadas de justas y necesarias. El fascismo actual, dirigido hacia los pueblos y hacia las lenguas, enarbola la bandera de la libertad, palabra que aparece una y otra vez en sus discursos (recordad el recurso de la selección léxica explicado por Guervós), apoderándose del concepto para que los opresores seamos quienes defendemos el uso o la oficialidad de una lengua en peligro o, más importante aún, la protección de personas vulnerables, como los niños, niñas y adolescentes que han llegado solos a nuestro país, quizás huyendo de situaciones de pobreza y de guerra, causados por la voracidad del llamado Primer Mundo.

Quizás nuestra principal lucha ideológica (que puede ir acompañada de acciones concretas) en este momento es la de no permitir que el fascismo nos robe el significado de la palabra “libertad”.

23/11/19

Más sobre individualismo y gregarismo

Ya he escrito sobre este tema, pero es algo que debemos tener muy presente. Este texto es sobre todo un recordatorio que me hago a mí misma y que comparto por si a alguien le resulta útil.

Llevo tiempo criticando duramente esa actitud de los seres humanos que, como expliqué en Cómo nos convencen los políticos, nos convierte en personas fácilmente manipulables. Solo hay que ver experimentos como el de Solomon Asch, en el que se comprueba que una mayoría de nosotros es capaz de renunciar a sus propias verdades o dudar de sí mismo por su necesidad de pertenencia al grupo.
"El ser humano, como ser social que es, necesita una sociedad en la que vivir y desarrollarse (esto es así para todos los primates)". Francisco Orozco Guerrero
Nacemos en un ambiente determinado, en una cultura determinada, en la que nos alimentamos de una serie de creencias que son las aceptadas mayoritariamente por todos. Sin embargo, en una sociedad hay individuos críticos, personas que sienten que no encajan o que se dan cuenta de que muchas de esas creencias con las que hemos crecido son muy cuestionables.

Y eso está bien. El problema reside en que no podemos vivir ajenos a nuestra propia naturaleza, que es compleja, ya que tenemos varios componentes, y el emocional posee mayor fuerza que el racional. La vida, en realidad, comporta un constante esfuerzo en equilibrar esos dos aspectos y en salir de la esclavitud de las emociones, e incluso llegar a convertirlas en nuestras aliadas. Personalmente, pienso que solo ellas, a través de lo racional, pueden llevarnos a la sublimación.

Pero también puede pasar que, debido a las incontables experiencias negativas con la mayoría a causa de nuestro pensamiento crítico y nuestro cuestionamiento de lo socialmente aceptado, e incluso por ser diferentes desde la infancia, hayamos adquirido serias dificultades a la hora de relacionarnos con esos demás, esa mayoría que se aferra a creencias que seguramente nos perjudican a todos.

Y, si no hemos tenido una buena capacidad de gestionar las emociones derivadas del rechazo y la incomprensión, corremos el riesgo de padecer el otro mal de nuestra época: el individualismo e, incluso, la misantropía.

¿Tenemos razones para ser misántropos? Muchas, y sin embargo, no es la opción más apropiada. En primer lugar, porque no beneficia a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. En segundo lugar, porque es precisamente uno de los objetivos del sistema.

Lo único que de verdad teme el sistema, además de la rebeldía, es el amor. El amor puro hacia nosotros mismos, que nos lleva a superarnos, a contemplar sin miedo nuestros errores, lo que subyace en el inconsciente, nuestra pestepara contaminar cada vez menos y a menos personas. Y el amor también hacia aquellos que hemos decidido que formen parte de nuestro círculo íntimo, algo que tampoco es fácil, ya que las relaciones (de amistad, de pareja, familiares...) están también contaminadas por esa peste que reside en todos los seres humanos.

Y para no caer en la misantropía, bastaría con sostenerse en la idea de que todos los seres humanos somos dignos, algo que nos hizo recordar un profesor de Filosofía en una clase, hace muy poco. ¿Cómo es posible que lo olvidemos tan a menudo? Seguramente porque vemos demasiado dolor e injusticias cada día.

La continuación de este texto la tenemos que hacer cada uno de nosotros, primero en nuestro interior y después exteriorizándola.

Tan solo lanzo una pregunta: ¿es el gregarismo perjudicial per se?

21/11/19

Nota


¿Hay un grito que haga pedazos esta jaula de cristal?

Quizás no un grito, sino una melodía. Tajante y perenne como lo eran antes mis pasos.

Quizás... quizás estoy cada día más cerca. Nota a nota. In crescendo.

Tal vez es mentira este antisilencio. Un enredo de la niebla para no morir de inanición. No me salvarán los abrazos, como afirman los perpetuadores de quimeras. Me salvará creer en la armonía de mis pasos de caótica apariencia.

Me salvará cerrar los ojos todas las veces necesarias hasta que recuerde la noche limpia que vive en mí.

Me salvará, como siempre, mi suave beso valiente que no teme sumergirse en los infiernos.

8/11/19

8-XI-2019

No puedes oír mi bosque y se alejan las manos que salvan los instantes. Se cierra la puerta y se retuerce el reloj, que gira tan rápido que parece quieto.
Ya no hablo de las palabras que me ahogan. Desde ayer son esa manta que, aunque no calienta, no me quiere abandonar.
Te vas. Y yo callo por culpa de la certeza de verte mañana. 
Y la seda que sale de mi pecho desfallece antes de llegar a mi piel.
Cierro los ojos. Ya estoy lejos. Lejos de las lágrimas. Lejos de mi pecho. Lejos de ti.

3/11/19

1/11/19

Nueva sección

Subo esta entrada para comentaros que voy a crear un nuevo apartado en el blog en el que pondré audios de mis textos como este que os dejo también aquí y que es el primero. Espero que os guste la idea.

26/10/19

Confidente


Convertí al papel desde siempre -o él se convirtió- en mi mejor amigo. Ellos no comprendían; solo a ratos; solo algunas cosas.

El papel  y los árboles. También desde siempre, esa contradicción. 

Ellos no sentían lo que yo sentía por los árboles, por el papel.

Ellos sienten según la información inscrita en el mapa desde hace cientos de miles de años.

Yo no entiendo los mapas. 

Lo más característico es que se necesitan. Y a mí me sobra, me aturde ese homo. No negaré -sería hipócrita- que sí necesito algo humano. Pero es el humano que se piensa a sí mismo, que anhela con ímpetu vivir por encima del homo gregarius; el homo que se sabe alquimista y que orienta sus pasos al manejo de esa ciencia. El que conoce su plomo y su oro, algo que el homo gregarius teme hasta el punto de pasar toda una vida sin ver, sin verse.

He llorado plomos propios y ajenos. He tocado la flor inmarcesible sin usar mis manos. Y salió mal. No alcancé la ciencia y me deshice en un laberinto de ríos que se acabaron secando.

Y ahora que empiezo a tocar otro plomo, otra flor, hiere el verdugo mis manos invisibles; me condena por no usar los dedos de plástico del homo gregarius y, peor, por no hacerlo mi confidente, sin saber que el papel es la inmensidad y cada una de sus partes. Hablo a todo, escribo en la tierra, en las nubes, en las aves, en las ratas, en los gusanos, en el estiércol, en las rosas, en las estrellas y en los ojos que me ven.


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19/10/19

Arbeyu, ervilha y arveja


En este artículo te voy a hablar de la evolución fonética de estas tres palabras. No voy a tratar la evolución semántica para no alargarme, pero te animo a que lo investigues considerando la relación que tienen con guisante.

Arbeyu, ervilha y arveja derivan del latín ERVILIA, pero tienen una pronunciación diferente en asturianoleonés, portugués y castellano. Los fonemas actuales para la “y”, “lh” y “j” de estas palabras son el palatal fricativo sonoro /y/, el  palatal lateral /l̮/ y el velar fricativo sordo /x/ (uso el RFE, pero podéis consultar en internet la correspondencia entre el RFE y el AFI).

En latín no existía el diptongo -ia, sino que se pronunciaba en dos sílabas distintas. Es en el paso al latín vulgar cuando se da la sinéresis en este tipo de palabras y cambia el acento a la vocal más abierta: MU-LI-E-RE < mu-lié-re. 

Así es como surge la famosa yod, que trae de cabeza a los estudiantes de Fonética Histórica. La I del latín clásico pasa de ser una vocal a convertirse en una semiconsonante o semivocal (dependiendo de su posición en el disptongo) en el latín vulgar, y este sonido dará lugar a una serie de cambios fonéticos de gran relevancia, pero aquí vamos a centrarnos en los resultados de L+yod o LJ a partir de ahora.

ERVILIA, por tanto, ya no es ER-VI-LI-A, sino er-vi-lia, y esta es, como acabo de decir, semiconsonante. Así pues, tenemos  LJ (L+yod), que da diferentes resultados en cada lengua.

Ya en el latín vulgar LJ pasa al fonema palatal lateral /l̮/, es decir, la “ll” pronunciada como lateral (ahora somos casi todos yeístas y la pronunciamos como /y/). 

En el portugués ervilha se mantiene el fonema /l̮/, representado con la grafía “lh”. 

En el romance primitivo (en los ss. IX al XI concretamente, según la Historia de la lengua española de Rafael Lapesa), la /l̮/ procedente de LJ pasa a /y/ “en el oriente y centro de León”. Por eso en asturianoleonés tenemos arveyu, con ese cierre vocálico final típico. Pero en la época medieval también se mantuvo /l̮/ en algunas zonas en las que se hablaba esta lengua, así que probablemente también lo encontremos escrito con "ll".

En castellano, en cambio, /l̮/ proveniente de LJ evoluciona al fonema medieval fricativo prepalatal sonoro /ž/, que se representaba gráficamente con  “g+e,i”, “i” y “j”: se podía escribir arveja, mugier/mujer, conceio  < CONCILIU “concejo”, fijo < FILIU “hijo”.

No es hasta la revolución fonológica del Siglo de Oro cuando hay un reajuste del grupo de las sibilantes y finalmente el fonema /ž/ primero se ensordece a /š/ y después evoluciona a la actual /x/. La grafía “j” de arveja, entonces, podía representar tanto el fonema medieval /ž/ como el actual /x/.

En resumen:

Los diferentes resultados de LJ (L+yod) son:
  
/l̮/ en el portugués ervilha y en parte del asturianoleonés
/y/ en arbeyu (asturianoleonés) 
/x/ en arveja proveniente del fonema medieval /ž/ en castellano



*Desconozco si en otras lenguas existe una palabra derivada de ERVILIA. He puesto estas tres para ajustarme a lo que sé y ser rigurosa. Si queréis aportar más detalles, os lo agradezco.