11/5/18

Sin aliento


Tal vez prefería no verte, como al principio, cuando seguía a ciegas la estela de un fénix imperfecto que cambió su fuego por alas de metal, creyendo que era todo cenizas. 

O seguir viéndote como el aire de primavera que, al menos una vez por semana, iluminaba mis calles.

Pero has ido golpeando mi ventana al compás de la lluvia. Y con la suavidad abrumadora de cada gota te has convertido en lo que jamás quise.

Poco a poco, has conseguido que se me corte el aliento cuando adorna el horizonte tu triste figura. Porque nunca aprendí a ser rosa que mira impasible desde su balcón. Tan solo soy una amapola en el suelo que no se troncha aunque le caigan piedras.

Una amapola ingenua que sueña con pintar cielos.