17/4/15

14-IV-2015

A veces anhelo que tu sombra se convierta en cenizas para evitar así la soledad cuando quiere ser tinta de mis venas y dibujar flores caducas en mis labios. La soledad de que tu sombra sea solo sombra. El miedo de que sea más que sombra y me desgarre el pecho. 

Y lo que quiere mi pecho es reposar en la noche de tus ojos, y al mismo tiempo, teme que rasguen un yo idealizado, y queden esparcidas por el frío suelo bestias llenas de forúnculos.

Dicen que el amor solo es verdadero cuando es incondicional y yo siento que no puedo amarte si soy solo un mal sueño, un agotador rayo de mediodía, un camino mal asfaltado.

Siempre quise ser mariposa, al menos para ti, pero el espejo me muestra tantas imágenes diferentes ¿Dónde encontraré el cristal puro que me diga quién soy? Tus ojos están llenos de humo.

5/4/15

4-IV-2015

Decidió dejar de culparse por no tener ya amapolas y siguió derramando desiertos por sus mejillas, sabiéndolos eternos.
Renunció también al anhelo por recuperar esos extensos campos rojos y se sentó quieta en medio de las dunas.
Incluso el cielo, que durante largos años lloró a causa de la voz extinguida de ella, no tenía ya nubes ni color.
De vez en cuando aparece algún oasis, pero ninguna amapola, ni otras flores rojas, rosas o moradas... Allí solo existe un verde ahogado y el interminable marrón, que acabará convirtiéndose en ceniza.
Ya casi ha olvidado los campos de mayo de su juventud, más allá del océano, en su tierra natal.
Ahora ya no desea nada. Extrañas voces la invitan a abrir los ojos, a levantarse, pero sus oídos están llenos de arena.
Y yo no sé si finalmente un viento la empujará para acercarla a su destino, o si este consiste en convertirse en polvo permaneciendo así por siempre en el desierto.