21/6/14

La negra piedra filosofal

¿Existe algo más hermoso que el color negro puro?
Azabache
La gente, por lo general, huye del negro porque no quiere conocer lo que oculta. Se confina en ciudades cuya iluminación destruye la belleza de la noche, y también se encierra en falsas sensaciones agradables para huir de eso tan extraño que late en su corazón, unas veces como un susurro, otras como una erupción volcánica.

Y yo en cambio huyo de lo superficial. Dejo que mis propios pies me guíen, bombeados por la sangre de mi pecho. Y mis pasos me llevan a eso. Y respiro, y grito, y río, y canta para mí el silencio.

En ocasiones mis pies se equivocaron, cuando no eran regados, y dejaron a eso apartado, y el ruido artificial tapaba el silencio, y sólo sentía emociones de plástico.

Pero siempre vuelve eso. Eso tan real, eso a veces susurro, a veces volcán; eso a veces brisa, a veces torrente. Y entonces vivo. Y me pregunto qué es. Y me dice el viento: misterio.

Y el misterio me lleva a los paisajes de mi alma. Y el misterio me regala el brillo de las estrellas. Y el misterio devuelve a la Nada las emociones de plástico y permite que una gran verdad salte dentro de mi pecho.

No, no quiero vivir sin eso, que no sé de dónde viene, es como si fuese el lienzo sobre el que Dios fue ordenando toda la creación. Es lo que está más allá de la vida y de la muerte. Es lo que siempre ha existido y ningún ser humano ha visto. E incluso me parece que es el punto exacto en que en medio del dolor aparece el tesoro oculto, la piedra filosofal.

Puede que la haya encontrado, pero lo que está claro es que nadie puede poseerla.


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