31/1/19

28-I-2019

Cómo una canción puede pasar de ser el fruto de un otoño sediento al primer brote de la primavera, habitando el mismo pecho que busca desbocado precipicios.

Sucede porque conoce el susurro del viento, brújula en medio de laberintos y blancos desiertos; porque no se cansa de arrancar zarzas; porque aprende a bailar con las piedras del camino.

Y, en plena lucha entre la ceniza y el fuego, elige abrazar la piedra filosofal, aunque la tormenta atraviese sus poros.

Sucede porque todo peregrino encuentra su agua sagrada.

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