2/1/19

Ceguera


Fue mi libre decisión sacarme el corazón del pecho para entregárselo al vencejo que prefirió dejarse consumir por su disfraz. Y me quedó una grieta profunda que quisieron suavizar mis lágrimas. Pensé que la comprensión y desterrar la culpa me devolverían a mi estado anterior. Pero al intentar cabalgar nuevos mares, descubrí que mis alas estaban llenas de cicatrices, que había perdido mi capacidad de volar entre tormentas, que languidecían las estrellas de mi rostro. Creí que había salido después de tantos inviernos del laberinto.

Y escribo esto mientras sigo arañando paredes, mientras contemplo aterrada el vacío que se abre bajo mis pies. Ya no tiene el brillo de los precipicios que antaño amé. Ahora es como un agujero negro que solo trae inmisericorde antisilencio. O quizás es que mis ojos se han olvidado de ver.

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