23/2/14

Adiós a mi daimon

No desterraré paisajes de mi alma. Tal vez todo haya quedado en silencio, pero basta el aliento de los árboles y el latido de la noche para llenar este espacio de vida. No, ya no está mi daimon para regarlo cual preciado jardín, pero la lluvia me susurró tranquilizándome, ella se encargará de nutrirlo.

Podría hacer como en otras ocasiones, pero es que todo lo que envié al exilio no eran más que imágenes que me distraían de mi verdad. Sin embargo, cómo podría ahora talar estos bosques, sepultar senderos de mago, hacer polvo estas piedras, ni aún estropear su musgo, si hicieron florecer mi alma, si estos tiempos fueron de crecimiento y nunca de vuelta atrás. No, mantener este mi palpitar no es volver atrás ni mucho menos quedarme estancada. Con cada respiración sigue creciendo este universo que soy. Un día decidí dejar de ser la copia sistematizada en la que nos quieren transformar nada más nacer, y fui eliminando los ejércitos de orcos que me impedían ver los paisajes de mi alma. Ese fue uno de los paisajes que hallé, el cual ya os he descrito en otras ocasiones. Expulsarlo sería como matar un trozo de mí misma. Es cierto que debo despedirme de mi daimon, y sin embargo, la noche de su alma siempre será el fondo en el que pinte los nuevos colores que traigan otros seres.
No diré "no lloréis", pues no todas las lágrimas son amargas. Gandalf

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