6/2/14

Pedro

Pedro era un niño corriente. Jugaba al balón con sus amigos, montaba en bicicleta, iba de pesca con su padre y los domingos echaba una partida de dominó con el abuelo. Parecía feliz, aunque a veces, cuando estaba solo, se quedaba con la mirada perdida y alguna lágrima suelta conseguía resbalar por su cara. Año tras año, la lágrima asomaba cada vez menos hasta que por fin desapareció de su cara y de sus recuerdos.
Supongo que querréis saber qué le sucedía a Pedro. La gente dice que hay que pensar sólo en el futuro, pero si pierdes un zapato por el camino y comienza a dolerte el pie, ¿no das media vuelta para recogerlo? Lo que en realidad temen es quedarse estancados en esa parte del camino, pero evidentemente si rescatamos nuestro zapato es para seguir andando.
Viajemos entonces al pasado de Pedro. Está acostado en su cama. Ha sido un día agotador en que no ha parado de jugar y de ayudar a su padre. Mamá abre un libro y comienza a leerle su cuento favorito. A Pedro le fascina trabajar con su padre. Hoy han hecho un mueble y papá le ha dejado utilizar la sierra, pues dice que ya es mayor. Pero también le gusta, tras un día intenso, recibir el acogedor abrazo de mamá y escuchar su dulce voz.
Están en la escena en que el sastrecillo se enfrenta al gigante y piensa sobre la manera de vencerle, pero antes de que se le ocurra la ingeniosa idea, se oye la puerta principal. Papá ha regresado del taller y se dirige hacia ellos, pero en lugar de darle las buenas noches le arrebata bruscamente el libro a su madre mientras dice:
-Vas a amariconar al crío.
La madre se levanta en silencio y Pedro percibe la humedad en sus ojos antes de que abandone la habitación. El padre apaga la luz y le ordena que se duerma. Le entran unas inmensas ganas de llorar, se echa contra la almohada para que nadie le oiga y estalla en lágrimas.

Nunca antes había llorado tanto, ni siquiera cuando era más pequeño y se caía. Pero nadie lo supo. Desde ese día ya no volvió a ser el mismo. Algo le faltaba, algo que ya nadie le puede dar, salvo él mismo. Pero esa es otra historia que aún no ha sido escrita.

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