3/7/20

Soy agua

A veces he sufrido mucho en mi vida, y la mayoría de ellas, el daño me lo he hecho yo misma por no conocer ni comprender mi peculiar forma de experimentar los acontecimientos y por no saber gestionar esos huracanes que me atropellaban y derruían todo lo seguro que había dentro de mí.

No es malo apasionarse por aquello que nos enciende el corazón y nos mueve. Yo lo hice asumiendo que tenía muchísimas posibilidades de acabar estampada contra las rocas. Así fue, se desfragmentaron las olas. Pero como ya he dicho alguna vez, elegí desde siempre no ser dura como el cristal que se hace añicos, sino blanda como el agua que se adapta y recupera su forma.

Soy agua. Me quiebro en gotas o me hago hielo cuando temo más desgarros. Pero no es un estado perenne. No puedo (ni quiere mi ser más real) escaparme de la luz que, sutil o fuerte como el volcán, me va derritiendo desde el centro.

Siempre, entre humaredas y zarzas, acabo amándome y amando, de la mano de la conciencia de la pérdida y la esperanza de lo eterno.

1 comentario:

  1. Niña...es usted, sin duda, una gota de rocío, multiplicada en todos los kines de un espejo solar blanco. Admirable.

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