16/4/21

La farsa del "anarcocapitalismo"

Todas las operaciones de manipulación que veo últimamente sirven para reforzar, mediante la falsa batalla ideológica, al Estado y conseguir su apoyo por parte de la gente que siempre había sido revolucionaria.

Una de estas operaciones, que me preocupa bastante, es la de esa aberración llamada "anarcocapitalismo", tan abundante, impulsado por los mass media (incluidas las redes sociales, que se han convertido en una de las más potentes armas de manipulación), y que tiene el objetivo de la identificación de toda crítica al Estado con la ideología neoliberal. 

Por eso es imprescindible desmontarla y desvincularla del verdadero anarquismo y de toda propuesta revolucionaria, así como continuar haciendo críticas a ese monstruo que es el Estado y que es el que permite realmente el enriquecimiento de las grandes fortunas a través de ese otro monstruo que es el libre mercado.

Imagen extraída de http://acracia.org/945/

Pensemos que el llamado estado de bienestar se ha construido mediante el expolio al pueblo y la destrucción de la soberanía popular expresada en la institución del concejo abierto, que tan importante fue durante siglos en la Península Ibérica, por mucho que los intelectualillos de la izquierda burguesa lo hayan ocultado o denostado, así como a los individuos de la sociedad rural, a quienes siempre nos muestran como seres inferiores, tontos a los que hay que "civilizar".

Ya teníamos una sociedad del bienestar ajena al Estado, una sociedad de mujeres y hombres libres organizados horizontalmente, donde, en un principio, antes de la intromisión de los poderes crecientes, el reparto de los bienes obtenidos mediante el trabajo colectivo se repartían según las necesidades, es decir, los niños, ancianos y enfermos tenían sus necesidades cubiertas. Era una sociedad materialmente rica (considerando riqueza la satisfacción sobrada de esas necesidades esenciales) porque no permitía la acumulación de bienes en pocas manos, que es lo que busca el Estado.

Por tanto, la sociedad comunal tiene en el Estado a su antagonista natural. No lo olvidemos nunca. El Estado y el libre mercado se dan la mano. No son entes opuestos. Asegurar lo contrario es el gran engaño de esta operación psicológica del "anarcocapitalismo". Ellos reconocen sin tapujos que necesitan un Estado mínimo y que su objetivo no es la eliminación completa del Estado. Debería quedarnos claro, pues, que todo esto es una falacia para que la clase privilegiada, en la que hay que incluir al funcionariado, siga conservando sus privilegios.

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