8/7/21

Aprendiz de alquimista

Voy desentrañando, muy poco a poco, los átomos de este alfabeto extraño siempre cambiante. A veces consigo mover los pies encallados y siento entonces la sal en las cicatrices. Se mezclan lexemas que aparentemente no tienen nada que ver y el cielo no sabe si llover o acariciarme con el rocío. Y es que se encuentra con una losa encerrando el pecho que, de tanto ocultarse, ahora ya se cree muerto. Pero cómo no entenderle, si entre las sombras fantasmales que fabrica el vecino de arriba y las que vienen de afuera está exhausto... él, que solo quería convertir el plomo en ese oro ignorado por los de traje y ningún escrúpulo.

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