18/2/22

18-II-2022

Las cuerdas están apagadas. No hay quien se atreva a destensarlas. Suenan a fracaso.

Las letras, por su parte, permanecen inertes dentro de un bloque de gelatina. En tiempos primigenios se cansaron de intentar salir.

¿Cómo comprender entonces lo que quiero decir? Quizás ya lo he dicho. Al aire. A los antiátomos que absorben el silencio. 

Tengo miedo de ser piedra. Y aún más me aterra volver a enredarme en nudos de mar y verme obligada otra vez a deshacerlos en la oscuridad de un laberinto. 

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