30/1/22

La salud biopsíquica está prohibida

La salud biopsíquica no consiste en la regulación artificial de la conducta de los seres humanos para que no resulte socialmente perjudicial. Sin embargo, esto es lo que se busca desde la psicología predominante. De este modo, se modifica la capa superficial del carácter (ver artículo anterior), que oculta los impulsos secundarios -que son sádicos y destructivos- y se deja intacta la coraza caracterológica, que sigue siendo fuente de neurosis socialmente aceptadas. La conocida frase “no es sano estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma” describe de manera acertada la situación del individuo en la civilización. En el sistema público de “salud” lo que se hace es tapar los síntomas y volverse ciego a lo que está sucediendo realmente. Una de las causas son los intereses lucrativos de la industria farmacéutica y otra, no menos importante por poco conocida, la propia estructura de carácter de médicos, directores de hospitales, etc. Como la neurosis está normalizada, se puede perfectamente afirmar que un paciente ya está sano siempre y cuando su coraza (que es un mecanismo de defensa) sea funcional (suficientemente rígida) y los impulsos secundarios, que son antisociales, estén bien ocultos.
 


Imágenes extraídas de "La función del orgasmo", Wilhelm Reich

La represión de los impulsos primarios (surgidos del núcleo biológico) y la posterior inhibición de los secundarios generan una serie de síntomas que la medicina hegemónica, de pensamiento mecanicista, achaca a cualquier cosa menos a su verdadero origen. La expresión somática de la coraza caracterológica es la coraza muscular, así pues, si te duele la espalda o el cuello a causa de una excesiva tensión, el médico de carácter neurótico te recetará seguramente algún medicamento para reducir el dolor y te recomendará ejercicios o una visita al fisioterapeuta. El dolor tal vez se reduzca, pero aquello que lo genera no va a desaparecer. No estoy diciendo que no se deban tomar medicamentos para reducir o eliminar síntomas. Esa es una decisión personal. Lo que quiero decir es que la salud física y psicológica solo se reestablecerá (desapareciendo los síntomas) cuando la coraza sea disuelta y el individuo pueda expresarse desde su núcleo biológico, sin ningún tipo de bloqueo del flujo orgonótico. 

Eso es algo que todos anhelamos. El tipo de sociedad en que vivimos no podría existir si sus miembros se expresasen desde el núcleo biológico (Reich hablaba de “carácter genital”), ya que se basa en la estructura de carácter neurótico. Es el tipo de sociedad el que fabrica todo tipo de neurosis (y psicosis en algunos casos, cuando el conflicto interno es proyectado y se vive como una realidad externa). Por esa razón, la medicina hegemónica jamás nos ofrecerá una solución eficaz. Por mucho que la llamen “sanidad pública”, es realmente sanidad estatal, puesta a disposición de los ciudadanos por parte de la clase dominante para poder seguir aprovechándose de ellos sin que causen demasiados problemas. Muchos han hablado de la contradicción económica del sistema, que le lleva a fabricar crisis (la última es la de 2020) para poder reiniciarse y evitar su propio colapso. Pues algo parecido ocurre desde el punto de vista psicológico: el sistema no puede existir sin la represión de los impulsos primarios; esta represión origina los impulsos secundarios destructivos y antisociales; como estos no son funcionales para el sistema, han de ser asimismo inhibidos y esto genera, como hemos mencionado, una serie de síntomas. Si el sistema elimina las neurosis, deja de existir, así que se ve en la obligación de reducir de aquella manera los síntomas. Pero, como no da duros a pesetas, decide sacar provecho de la situación farragosa en la que se ha metido, fabricando enfermos crónicos que generan inmensos beneficios a la industria farmacéutica.

Además de la sanidad estatal, existe la sanidad privada, en la que encontramos centros médicos y consultas particulares que se rigen por la medicina convencional y profesionales que ofrecen terapias alternativas. Este mundo de las terapias alternativas es diverso, pero suele caer en el mismo error que la medicina convencional: su base errada, ya sea mecanicista o mística, las únicas posibles desde una estructura de carácter neurótico. Aun así, no podemos negar que sí hay médicos, psiquiatras y psicólogos que conocen el análisis del carácter y la orgonterapia. Sin embargo, dentro de lo privado no pueden conseguir gran cosa y la sanidad estatal no les permitiría ofrecer a los pacientes una terapia que vaya a la raíz.

Si el sistema capitalista provoca millones de neurosis (todos en la civilización desarrollamos una estructura de carácter neurótico), de poco sirve que haya unos pocos profesionales capaces de erradicarlas. En primer lugar, por una cuestión numérica, pero la segunda razón y mucho más importante es el elitismo que se crea dentro del ámbito privado, pues la gran mayoría (las clases menos pudientes, que son las más explotadas) no puede acceder a esa terapia que le ayudaría a vivir su vida de una manera saludable. La violencia, la depresión y todo tipo de traumas no son causados tan solo por la represión de los impulsos primarios, sino también por una situación económica extrema, por la enorme preocupación de perder el empleo o de que ni trabajando se pueda pagar el alquiler y alimentar a los hijos, por las amenazas de desahucio, etc. Precisamente Reich centró su investigación en la clase obrera. La clínica de Freud en la que desarrolló su labor durante unos años, el Ambulatorium de Viena, ofrecía sus servicios de manera gratuita. 

Pero aunque es necesario repetir algo así (y no estoy diciendo que los terapeutas no cobren, por supuesto, sino que su sustento no repercuta en quienes no pueden permitírselo, es decir, la gran mayoría), tampoco sería suficiente, pues por cada paciente curado se estarían creando en ese mismo momento miles de neurosis. Tampoco sirve para mucho (aunque no digo que no se haga) que haya pequeños núcleos en los que se puede dar a l@s niñ@s una crianza basada en la autorregulación, porque también se cae en el elitismo. 

El problema que tenemos es como el pez que se muerde la cola. Sin resolver los problemas económicos de la sociedad no podemos acabar con las neurosis, pero el  predominio del carácter neurótico impide hacer una revolución y, en el caso de que se pudiese, si se hace una revolución desde estructuras de carácter neurótico, la nueva sociedad reflejará esa estructura de carácter y habrá una regresión hacia formas autoritarias, tal como sucedió en la URSS. No estoy diciendo que debamos quedarnos de brazos cruzados o que debamos resignarnos. Tan solo planteo la tesitura en la que nos encontramos y advierto sobre la necesidad de hacer una revolución que no deje de lado el problema de la estructura de carácter, que es el principal. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario